El retrato fotográfico está cargado de tradición y significado,  se enuncia que el retrato captura más allá de la apariencia del ser retratado, puede permitir una expresividad, permite comunicar y representar algo de ese alguien, sin embargo, existe la imposibilidad de representar completamente y fielmente a alguien, la imposibilidad de esto radica en la base del retrato ya que nace a partir de un referente meramente observable del cual se pueden capturar diversas características, generando una imagen de cierta manera ficticia.

Los seres son cambiantes no solo a nivel corporal, también la psiquis es polifacética y fácilmente puede engañar, es decir, a pesar de que el retrato capture una apariencia física y logre comunicar aparentemente un contenido, este estará condicionado por la posibilidad de ser una farsa o de estar radicalmente incompleto, por tanto esas imágenes podrían ser errores de un sistema de significación entorno al retrato fotográfico, son artificios creados por condicionamientos sociales al estar en frente de una cámara, posar, sonreír, mirar fijamente, etc… de nuevo reiteran la idea de una mentira, de un error aceptado o propio del lenguaje fotográfico, porque de manera visual se percibe información pero no podremos asegurar la existencia real de aquello o de aquel que se nos presenta como contenido.